HABLAR PARA ROMPER EL ESTIGMA
Por: Ale Pao.
Hoy tengo la fortuna de escribir esta carta, lo hago porque es necesario dejar de minimizar estos problemas, tomar en serio a la salud mental y frenar todos los estándares dañinos e irreales de belleza. Por las personas que ya no están y por las que no pueden hablar, para que tengan presente que en este camino estamos todas y todos juntos, para apoyarnos, empoderarnos y romper esas cadenas en donde la libertad nos dará la energía para sanar nuestro cuerpo y nuestra mente.
Bajo mi experiencia, la presión psicológica en busca del perfeccionismo junto con todos los estereotipos que veía desde muy pequeña son el resultado de un trastorno alimenticio.
Comencé desde muy chica sin ni siquiera saber qué estaba pasando, a los 8 años yo ya odiaba mi cuerpo, y lo comparaba siempre con el de las modelos, sufrí por comentarios sobre mi peso a esa edad y no entendía qué pasaba o por qué tenía que ser así. Sentía miedo y enojo, pero en lugar de aceptarlos, decidí reprimir esos -y más- sentimientos, al resguardarme en mi obsesión por un cuerpo ideal. El estrés, la ansiedad y mis emociones a tope, que no lograba calmar, me llevaron lentamente a algo peor.
Por mucho tiempo creía haber tenido el control de todo, que yo ponía los límites y que esto iba a llegar hasta donde yo quisiera, pero ¿qué creen?, fue una gran mentira de mí para mí; la anorexia y la dismorfia me rebasaron y jugaron con mi mente, no veía cambios físicos a pesar de lo que veía en la báscula, me frustraba y lloraba, entonces dejé de verme como realmente era.
La catarsis fue inevitable, débil y con pocas ganas, pero con el apoyo y amor de varias personas, decidí enfrentar esto que tanto me había controlado. Entré en tratamiento de recuperación donde el camino nunca fue fácil, volvía a caer, volvía a salir; renuncié muchas veces porque no me convencía el proceso, pasé por todos los tipos de anorexia, estuve días, meses, años, con muchas altas, pero también bajas, lágrimas, dolores de cabeza, cambios de cuerpo, cambios de humor, emociones a flor de piel, rumiando pensamiento y haciendo conexiones. De todo tuvo que pasar para desintoxicar mi cuerpo, y mi mente, de esa vocecita traicionera en mi cabeza, que me manipulaba creyendo que entre menos comiera más bonita e inteligente sería.
Este proceso me ha ayudado a estar en contacto con mis emociones, a reconocerlas y a medir su intensidad, porque detrás de la recuperación hay una historia, una experiencia que contar, hay un momento que se disfrutó, se vivió o que simplemente fue su curso natural y no hay más explicación, pero lo más importante, es que me hizo abrir los ojos a pensar que no todo lo puedo controlar, que tengo que aceptar mi cuerpo, desapegarme y soltar las ideas o situaciones que me afectan para poder ser libre y disfrutar de las grandes oportunidades que hay más allá de la anorexia.
El proceso de recuperación sigue y seguirá, ya que cada vez voy aprendiendo más de mi y de la manera en que mi mente trabaja. Muchas veces puedo caer y ser muy simplista/reduccionista al ver solo que gané peso y la mejor de compensar mi malestar sería perderlo, pero todo ese aprendizaje me ha ayudado a reflexionar y ver más allá de la comida o el peso, a indagar en mis pensamientos para conocer la raíz que desencadenó esa situación, pero esta vez siendo más fuerte, con más conocimiento y confianza en mí.
El peso ¡NO NOS VA A DEFINIR NUNCA! Las personas no valemos por cuánto pesamos, cuánto corremos o medimos. No somos un número.
Los trastornos alimenticios no son una broma, ni un querer llamar la atención. Son problemas serios que tienen la mayor mortalidad dentro de las enfermedades mentales, no escatiman, no importa tu sexo, edad, preferencia sexual o nacionalidad, se presentan en todas las personas. Pero también se pueden prevenir, si empezamos a conocerlos y a desinformarnos, es por eso la importancia de alzar la voz y enfrentarlos. La apariencia no dice nada, el pensar que solo por su físico, una persona no entra en el estereotipo de alguien con un desorden alimenticio ES LO MÁS FALSO QUE EXISTE (soy testigo de eso). Es ahora nuestra oportunidad de dejar atrás los tabús y el miedo a hablar; es momento de detectarlos a tiempo para salvar vidas.
Nadie merece pasar por un desorden alimenticio y nadie tiene que sufrir solo.
Tengo 24 años, soy mexicana y soy estudiante de ciencias ambientales. Estoy convencida de que es necesario visibilizar los trastornos alimentarios y los problemas de salud mental, bajo una perspectiva de derechos humanos, con el fin de ayudar a todas las personas para que puedan tener acceso a un tratamiento y no dejar a nadie atrás.
World Eating Disorders Action Day
World Eating Disorders Action Day is taking place across the world on June 2, 2020. For the 5th year running, this grassroots campaign brings together ALL OF YOU from more than 50 countries and over 250 organizations around the globe to increase awareness about EDs and evidence-based treatment. EDs are life threatening, brain-based disorders, with genetic linkages and metabolic factors. They are also possible to treat, especially when identified and treated EARLY.
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